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Los edificios también se enferman, pero tienen cura

Fatiga mental, cansancio injustificado y problemas respiratorios, que se producen por virus que se esparcen en el interior de los inmuebles, son algunos de los síntomas asociados al llamado “síndrome del edificio enfermo (SEE)”.

Al respecto, Bolívar Monroy, director Técnico de la Asociación Colombiana de Acondicionamiento del Aire y de la Refrigeración (Acaire), explica que “esta problemática se presenta cuando las personas manifiestan su inconformidad con algún factor que está afectando el lugar; por ejemplo, una baja temperatura y poca ventilación, que pueden producir enfermedades”.

Ante estas alertas es importante identificar y reportar –en el caso de los edificios de oficinas– el problema al sistema de gestión de seguridad y salud en el trabajo, para que con un análisis se compruebe si existen factores como mala iluminación, falta de renovación del aire o presencia de agentes contaminantes. Con esto analizado, lo que sigue es implementar medidas.

Una de ellas, según el directivo, es tener un sistema de climatización en óptimas condiciones. “Lo ideal es seguir las recomendaciones de uso y operación indicadas por el proveedor de los equipos; sin embargo, mientras se logra un diseño acorde y una correcta instalación, esto se puede simplificar en actividades de mantenimiento preventivo e inspecciones periódicas”.

Por su parte, John Alejandro Guerrero, ingeniero de Inserim Aire, anota que aunque mantener los equipos en buen estado es importante, no garantiza que el SEE desaparezca, ya que los virus no solo se generan desde estos, si no que se proliferan desde los sujetos. Por eso, considera trascendental que las personas adopten buenas prácticas de higiene. “Si hay alguien con gripa que estornuda en varias ocasiones sin cubrirse la boca, el equipo de aire acondicionado, dependiendo del sistema, tomará ese aire y lo hará recircular y más personas se contagiarán”, agrega Guerrero.

A las buenas prácticas de higiene, el ingeniero les agrega otros procedimientos sencillos como lavarse las manos con frecuencia o cubrir la boca con el antebrazo al estornudar o toser. “Así, se mitigan estos efectos adversos”, anota.

Igualmente, hay que tener en cuenta que en el mercado existen filtros que se encargan de retener las esporas o los elementos que generan alergias en las personas, que se destacan porque cuentan con sistemas que retienen los virus y los eliminan directamente en el aire. “Uno de estos es el tratamiento por fotocatálisis, que genera una nube que elimina hongos, mohos y levaduras, por medio de gases de peróxido”, agrega.

Es importante tener en los inmuebles un sistema de climatización en óptimas condiciones

Otros problemas

A las opiniones se suma Maribel Pedreros, coordinadora Administrativa de ISMD ingeniería sostenible, quien resalta que hay otros agentes que contribuyen a la contaminación y, por ende, incrementan el riesgo de enfermar una edificación.

Por ejemplo, “están los fumadores que al expulsar el humo de tabaco afectan la calidad del aire o quienes al dejar avanzar la humedad estimulan el crecimiento del moho; algo cuya solución está en nuestras manos. Sin embargo, otro problema que depende de acciones más contundentes y que afecta mucho más nuestra salud, es la mala calidad del aire exterior”.

Pedreros también resalta que es necesario medir in situ alérgenos, ozono y otras sustancias peligrosas como el asbesto y el radón, un gas que se encuentra bajo los edificios o en ciertos materiales de construcción, que exige un sellamiento de la superficie.

Al expulsar el humo de tabaco, los fumadores afectan la calidad del aire; además, quienes dejan avanzar la humedad estimulan
el crecimiento del moho

Además, es necesario analizar la calidad de las reservas de agua para descartar la contaminación que provocan enfermedades como la del legionario, una peligrosa bacteria que crece en aguas de movimiento lento, como en las torres de los sistemas de refrigeración, que se liberan en un aerosol que entra en la vía respiratoria mediante los ductos de ventilación.

Por su parte, María Alexandra Cardona, representante del Green Building Certification Inc., explica que aunque es más común que el SEE se presente en oficinas, en cualquier segmento de la industria de la construcción se puede dar este problema. “Los más frecuentes son los espacios educativos, seguidos de la vivienda y el comercio”, agrega.

Por eso, para prevenir dolores de cabeza, ojos irritados o molestias en la garganta sugiere adoptar prácticas sostenibles. “Así, en las oficinas la gente será más productiva; en el sector educativo, los niños aumentarán su capacidad de aprendizaje; en la industria habrá menos ausentismo y en los usos residenciales y comerciales, más satisfacción”, anota.

En las viviendas también hay que prevenir

Cada año, en promedio, 4 millones de personas mueren prematuramente por enfermedades atribuibles a la contaminación del aire en las viviendas. Entre las causas está el uso de combustibles domésticos para cocinar, y, por eso, con el fin de asegurar que el aire de la vivienda y de su entorno sea saludable, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una mejor ventilación; así se previene la acumulación de gases, olores y humedad. Otras sugerencias son cuidar las tuberías de taponamientos; igualmente, desinfectar los tanques de agua y lavar la cocina y en los baños para quitar los residuos orgánicos que se acumulan en las paredes. 

Para prevenir el síndrome del edificio enfermo, pero también accidentes y consecuencias para el ser humano, también hay que verificar que los calentadores, los hornos y las estufas no expulsen monóxido de carbono, y controlar la filtración de gases de automóviles estacionados en parqueaderos con mala ventilación.

Sostenibilidad integral, otra alternativa

“Una manera de controlar el Síndrome del Edificio Enfermo consiste en implementar la sostenibilidad integral”, anota María Alexandra Cardona, representante del Green Building Certification Inc., quien agrega que “por medio de medidores de eficacia se analiza qué aspectos se deben mejorar en un inmueble; así se eleva el desempeño y la experiencia de sus ocupantes. Incluso, esto es posible en edificios viejos, en los que se estudian aspectos como los productos de aseo, para verificar si liberan tóxicos, más aún si la recirculación del aire es mínima”, concluye.

Fuente: El Tiempo

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